martes, 27 de mayo de 2014

La música tradicional de la Tierra Caliente

Entre los aproximadamente 60 mil habitantes de Apatzingán, un municipio de la Tierra Caliente de Michoacán, destaca la gran cantidad de músicos que, en conjuntos de arpa grande, interpretan música tradicional de la región, especialmente sones, corridos, canciones rancheras y valonas.

Uno de estos músicos es Ricardo Gutiérrez, nacido hace ocho décadas en Nocupétaro, Michoacán. Fue él quien enseñó a Raúl Eduardo González el son del ratón, que ahora publica ideazapato en una edición a cargo de José Manuel Mateo ilustrada por Andrés Mario Ramírez Cuevas.

Desde 1997, Raúl Eduardo González, doctor en letras por la UNAM, se ha dedicado a la recopilación e investigación de estas composiciones, muchas de las cuales son de tradición oral y corren el riesgo de desaparecer junto con las generaciones mayores.

Después de un tiempo trabajando en las valonas, un género de canción tradicional mexicana que se canta en décimas y que fue muy popular en México en siglo XIX (actualmente se cultiva, además de en la Tierra Caliente michoacana, en la Sierra Gorda de Guanajuato y en la zona media de San Luis Potosí), Raúl Eduardo González siguió trabajando en el son, un género de tradición oral.

El son del ratón, explica Raúl Eduardo González, es uno de los menos habituales: “En mi tesis del doctorado hablo justamente de que los sones más convencionales, digamos, en términos harmónicos y rítmicos, los más sencillos podríamos decir muy entre comillas, son los que se cantan más. En cambio, un son como el del ratón no se canta tanto porque tanto técnicamente como harmónicamente es distinto”.

¿Cuáles son las características que hacen distinto al son del ratón?

El son de la Tierra Caliente de por sí tiene su complejidad. Lo más común es que tenga un ritmo que los músicos llaman de sesquiáltera, es decir, el ritmo básico está integrado por dos compases musicales que van juntos: un compás de tres cuartos y otro de seis octavos, es decir, dos cláusulas ternarias seguidas de tres cláusulas binarias. Esto es muy típico de la música tradicional mexicana.

El son del ratón sigue esta rítmica pero la diferencia es que, como dicen los músicos tradicionales, está atravesado. En otros términos, diríamos que está a contratiempo. Es decir, empieza con un silencio y, en vez de tener los acentos en los tiempos fuertes de cada compás, los tiene en los tiempos débiles. Por tanto, es difícil de tocar y difícil de bailar y, en otro sentido, también es difícil de frasear, de cantar, porque va a contratiempo.

Harmónicamente, lo más común es que los sones estén en modo mayor. Y el ratón tiene una parte en modo mayor pero también tiene una buena parte en modo menor. O sea, tiene una modulación.

Y tiene otra característica. En el librito, le agregamos al son un estribillo: estaba el gato sentado y no lo pudo atrapar. Pero el son original tiene, en la parte del estribillo, algo que en la región se llama jananeo, que es un especie de estribillo pero silabeado. La copla iría: estaba el gato sentado, rezando sus oraciones, el ratón por perturbarlo, le avienta siete ratones… Y el estribillo: ay la lai la la lai la la la ay la la… Justo en el jananeo es donde está la modulación.

Entonces, tiene su complejidad; la verdad es que es un son muy bonito.

Además de Apatzingán, ¿has escuchado el son del ratón en otros lugares?

Sí, también se toca en un pueblo chiquito que está en el municipio de La Huacana, que se llama Zicuirán. Ahí el mismo son se toca y se canta en otro estilo, aunque ya casi no hay músicos allí, se han ido muriendo, pero también se cantaba.

Y yo la verdad es que no lo he oído mucho tocado por los conjuntos de arpa de Apatzingán, por lo que comentaba, porque es un son, si cabe la expresión, un poco excéntrico, que no entra en el repertorio más socorrido de los conjuntos de arpa.

¿Fue por estas peculiaridades que se escogió el son del ratón para crear el libro?

La verdad es que a mí me gusta mucho el son del ratón pero también tuvo mucho que ver el ojo de José Manuel Mateo, porque él tiene mucha más idea de lo que debe ser un libro para niños. Y él vio muchas posibilidades a este son en particular.

¿Hay algún tema especialmente recurrente en las letras de los sones que has conocido?

El cancionero tradicional en general tiene como tema fundamental el amor. Éste es el tema principal del cancionero folclórico y también de la Tierra Caliente. Pero algo que ocurre con mucha frecuencia en la Tierra Caliente y en otras regiones de México es que el amor aparece expresado no en boca de seres humanos sino de animales. Entonces, hay una súper abundancia de animales en la lírica mexicana y tierracalienteña en este caso. Tenemos el ratón, la chachalaca, la lagartija… Son muchísimos los sones de animales que nos hablan de un mundo natural que está íntimamente relacionado con el sentimiento amoroso y con las relaciones amorosas pero a través de animales que muchas veces tienen actitudes humanas. El del ratón no sería el caso aunque en un nivel simbólico puede ser, porque a fin de cuentas el gato y el ratón son como el animal y su presa.

¿La música tradicional en la Tierra Caliente sigue vigente o ha perdido o ganado fuerza en los últimos años?

Curiosamente, están pasando a la vez las dos cosas: la vieja generación de músicos a la que pertenece don Ricardo Gutiérrez, que es un hombre de ya cerca de 80 años, está desapareciendo. Y prácticamente no hay generaciones intermedias pero sí están surgiendo en los años recientes (recentísimos, en los últimos ocho o diez años) grupos de niños y jóvenes en la región. Se está dando ese relevo generacional aunque haya habido un salto. Aquí es donde creo que los trabajos de investigación pueden servir a estos jóvenes para conocer el repertorio más antiguo en caso de que no pueda ser directamente transmitido por los mayores (muchos ya han muerto).

¿Qué cambios se han dado con el relevo generacional?

El repertorio está muy constreñido. En investigación, reuní una colección de 105 pero, como decía, de estos, los que se tocan son 25 o 30. Esto tiene mucho que ver con la función social que el son cumple, porque es un género bailable. La verdad es que cada vez se baila menos en las fiestas, como en las bodas por ejemplo, en que antes se bailaba con mucha frecuencia.

Todo esto ha influido. Se han incorporado canciones rancheras actuales al repertorio de los conjuntos de arpa grande. Los conjuntos actuales tienen que aprender e incorporar canciones rancheras para poder tocar en las cantinas, porque la gente pide estas canciones. Esto se ha dado mucho.

Otra circunstancia que que también hay que considerar es que musicalmente los conjuntos de arpa grande están completamente emparentados con el mariachi de Jalisco. De hecho, el mariachi moderno es una evolución, entre comillas, que se dio de los conjuntos del sur de Jalisco y de la Tierra Caliente que fueron a la Ciudad de México a principios del siglo pasado y se fueron adaptando al gusto urbano. Ahora los mariachis famosos de México, como el mariachi Vargas, por ejemplo, han influido también en el estilo de ejecución de los conjuntos de arpa grande. Estos elementos son los que yo veo distintos en la generación de jóvenes respecto a los mayores y, bueno, de alguna manera es muy lógico que suceda.

En otras regiones, ¿hay sones como el del ratón?

Es curioso porque en el sur de Jalisco, que es la región vecina, prácticamente no se conocen este tipo de sones. También en el repertorio de la Tierra Caliente son muy poquitos los sones atravesados. Uno es el que se llama Las naguas blancas, otro es el del ratón, otro se llama El brinco, otro se llama El pañuelito... Y pocos más. 

Pero curiosamente, en Veracruz también se encuentran este tipo de sones atravesados, como por ejemplo El pájaro carpintero. Puede ser que en otras regiones de Latinoamérica haya este tipo de ritmos pero yo no los conozco. En México, que yo conozca, en la Tierra Caliente, en Veracruz, en la Huasteca y en la costa del Pacífico también.

¿Qué destacarías de la experiencia de convertir, ahora, un son en un libro infantil?

Me gustaría recalcar que este libro me gustó mucho; de manera especial porque es el resultado de muchos trabajos y de muchos conocimientos, principalmente el de don Ricardo, que en su memoria tenía este son y me lo transmitió. Para mí fue algo muy importante. Y después todo el conocimiento y la sensibilidad que tiene José [Manuel Mateo] en torno a los libros para niños, creo que ha sido muy importante. Y también, por supuesto, el conocimiento de Andrés Mario [Ramírez Cuevas] y su sensibilidad. Todo esto ha hecho que a los niños les guste el libro, como pude ver en la presentación. Y por último también quiero destacar cómo cuenta Luisa Aguilar el cuento en las presentaciones, con títeres. A los niños les encantó.

lunes, 19 de mayo de 2014

Recopilando cuentos mayas en Quintana Roo

Entrevista con Marcos Núñez Núñez, autor de la versión en español de La ardilla que soñó.


Marcos Núñez Núñez durante una entrevista radiofónica en Zacatecas

En Quintana Roo, al suroeste de Felipe Carrillo Puerto, se ubica una comunidad pequeña llamada San Andrés, en la que habitan no mucho más de 400 personas. Entre ellas, don Claudio (o don Kalín, como también lo llaman), uno de los narradores que han regalado tantos cuentos al investigador y doctor por El Colegio de Michoacán Marcos Núñez.

Aunque don Claudio no sea maestro en el sentido literal de la palabra, Marcos Núñez se refiere a él como tal. Desde 2006, el investigador (quien reside entre San Luís Potosí y El Ingenio, Quintana Roo) ha convivido durante muchos meses con el narrador maya.

“Nos dimos largas tardes platicando, largos días conviviendo en su casa, lo acompañé a su trabajo en la milpa, a cortar leña, a hacer compras a Carrillo Puerto. La vida cotidiana con él se hizo muy interesante. Y en cada momento en que estábamos en la calle, en la casa, en el trabajo de la milpa…, platicábamos de los cuentos. El de la ardilla se grabó por ahí de agosto o septiembre de 2006, en su casa. Estábamos descansando, ya habíamos regresado de la milpa cuando me dijo: ‘Oye, me acabo de acordar de un cuento muy bueno que trata de una ardilla…’”.

A pesar de las dificultades, sobre todo de integración, con las que se topó a su llegada a San Andrés, Marcos Núñez terminó recopilando casi un centenar de cuentos, aunque este tipo de relatos de tradición oral no estaban en la mira del investigador cuando llegó a Quintana Roo.

“Escogí el tema de la tradición oral maya pensando primeramente en los mitos, la mitología de la creación y los vaticinios del fin del mundo. Éstos eran los temas que yo estaba trabajando cuando empecé a encontrarme con los cuentos y los empecé a recopilar”.

Hace un año, Marcos Núñez decidió enviar uno de los cuentos recopilados a la convocatoria que lanzó ideazapato, con lo que acabaría dando lugar a La ardilla que soñó. Aunque publicó artículos académicos sobre el tema de los cuentos mayas, éste es el primero de los cuentos recopilados que se publica como tal.

"Tenía que regresárselo a la comunidad con la publicación, de alguna forma es un regreso, una devolución".

¿Cuáles fueron los principales retos a tu llegada a Quintana Roo?

Quizá fue que al principio las comunidades no me aceptaban fácilmente porque yo no soy maya. No sé cómo le hacen, yo no soy tan diferente físicamente quizá a mucha gente de allí, pero se dan cuenta quién de veras pertenece a su sociedad maya y quién no. Quizá se me salía el acento mestizo, quizá por eso se daban cuenta.

Entonces, para poder salir adelante, hablé con el patrón de la iglesia de Chankaj y le dije: “Oiga, quiero que la gente me vea bien y quiero que me acepten porque yo no estoy haciendo nada malo”. Y él me respondió: “Te recomiendo que vayas a Carrillo, compres unas velas, las traigas y las prendas en la iglesia, a ver si así la gente te ve mejor”. Y sí, así fue, hice todo esto, entré a la iglesia, me hinqué ante los santos del centro ceremonial, me quité los zapatos (porque hay que entrar sin zapatos a la iglesia) y encendí las velas en el candelabro. Hice esto aun y no ser tan devoto católico y la gente me empezó a tratar bien.

Y fue poco a poco que me fui ganando la aceptación de las personas. Primero empecé con los niños, que son los que primero te hablan y con los que primero uno convive. Después vinieron las mujeres, los maestros de la escuela, las autoridades y finalmente los hombres mayores, que eran los que me interesaban. Y ya con ellos empecé a hacer buenas amistades.

¿En este grupo de hombres mayores ubicaríamos al narrador del cuento de la ardilla, don Claudio?

Exacto. Con don Claudio en especial tuve también una dificultad adicional y es que él no quería contar nada. Me decía que no le gustaba contar las cosas sólo por contarlas, “así nomás”. Una vez que ya me iba, después de que me dijera que no, por casualidad se me ocurrió sacar un cigarro antes de despedirme. Él fumaba y yo también, ya hace ocho años de eso, y haciéndome de la confianza prendí el cigarro. “¿Quiere un cigarro? ¿Usted fuma?”, le pregunté. “A veces”. “Pues tome uno”. Y se lo prendí. Entonces, mientras estaba fumando, sacó la bocanada de humo y me dijo: “Oye, si quieres grabamos un cuento para que no te vayas así nomás”. Y así empezamos a grabar y esa fue una de las mejores grabaciones. Un cuento que se llamaba El adivino, me gustó mucho.

Y aquí es donde yo empecé a hacer mis deducciones, pues me di cuenta de que en la iglesia también había tenido que dar. Y así fui llegando siempre ofreciendo algo, menos dinero, nunca se me ocurrió dar dinero y qué bueno que no lo hice. Llegaba a la casa de don Claudio con unos tamalitos y me decía: “Vamos a grabar un cuento”. “Pues vamos, a eso vine”. “Pues vente”.

Así me di cuenta de que la reciprocidad es muy importante, no nada más desde el punto de vista de un antropólogo que está haciendo [trabajo de] campo sino para la misma comunidad. El tema de la reciprocidad es importantísimo, es un valor social, una norma social. De hecho, en los cuentos también se destaca: aquél que da a los muertos, aquél que da a los santos, aquél que da a los viejitos o a su papá… a aquél le va a ir bien.

Entre un centenar de cuentos, ¿por qué escogiste justamente el de la ardilla para la convocatoria de ideazapato?

Cuando salió la convocatoria me fijé que estaba perfilada para los niños y para los jóvenes, entonces me puse a buscar entre todos los cuentos y encontré éste. Había otros dos que también me llamaron la atención, uno de un zorro y un tigre y otro de un rey y un campesino. Pero el primero tiene muchas groserías, por lo que no quedaba para el público infantil y juvenil, y el otro era demasiado breve. Así que decidí mandar la ardilla, que además es uno de mis favoritos, me gusta mucho y me hizo reír… Porque si escucharan la versión real del maestro Claudio (que no es maestro pero yo le digo así porque es muy chingón), les encantaría la manera que tiene de contarlo. Aun así en español.

La verdad me parecía muy bonito porque expone cómo se concibe la muerte en las comunidades mayas. Imagínate un niño maya escuchando cómo se hace una devoción a los muertos a partir de personajes como una cigarra, un sereque, una tuza… Te imaginas a ellos haciendo un velorio y les estás diciendo a los jóvenes que así se hace un velorio y que así se tiene que tratar a un muerto: hay que hacerle su velorio, hay que rezarle, hay que estar con él… Es una manera de mostrar cómo es en lo cultural un asunto concebido como la muerte. Imagínate a los niños que no son mayas leyendo el cuento con todo lo que conlleva y de alguna manera transmitir esta idea de la muerte.

Aparte de que te envuelve en un contexto de la selva, te habla de la milpa y aprendes que allí donde los campesinos siembran maíz, también hay calabazas y frijoles. También he visto milpas como la de don Claudio, que tiene hasta plátanos y una casita de madera para guardar la mazorca. O sea, el trabajadero del maya está también de alguna manera descrito en el cuento y esto quizá es el tipo de enseñanzas que está proporcionando el relato.

¿Qué temas son más recurrentes en los cuentos que has recopilado? 

La verdad es que no he hecho este análisis todavía pero creo que uno de los temas que más se repiten en los más de 90 cuentos que he grabado son una serie de valores que los narradores tratan de resaltar. Uno de ellos es la humildad. Una persona humilde va a salir siempre ganando. Otro valor muy importante en estos cuentos es el valor de la astucia, que es un lugar muy recurrente. En la vida hay que ser listos para salir adelante. En la mayoría de los cuentos en que los héroes triunfan es porque fueron más astutos que sus antagonistas. Hay otro tipo de valores, por ejemplo, la devoción a los santos, a los padres, a los muertos… El personaje que honra a estos entes sobrenaturales, cuando se enfrente con problemas, va a recibir ayuda para salir adelante y ganar.

Otro tema recurrente es la resistencia a la dominación. Ese es otro tema que me parece muy interesante y es un asunto que voy a organizar en algún trabajo más amplio: cómo los cuentos de alguna manera educan o transmiten la idea de que al que te domina tú lo puedes burlar, siempre puedes darle la vuelta y ser más astuto que él. Ese dominador que los campesinos burlan o humillan está representado por un rey que tiene mucho dinero, no es una persona sencilla, trae todo lo opuesto, es una persona prepotente, tiene muchos trabajadores a quienes maltrata…

Y todavía hay otros temas como, por ejemplo, el conocimiento de la naturaleza, cómo se percibe el mundo, cómo se considera el tiempo, cómo hay que relacionarse con la selva… Son infinidad de asuntos entre los que destaca realmente la identidad.

¿Cómo fue el proceso de hacer el libro bilingüe?

La narración original fue en español. En aquel momento, mi manejo de la lengua maya era muy pobre; por esto, don Claudio me propuso hacer las grabaciones en español, ya que también es muy bueno hablando en español, es una persona bilingüe.

La verdad es que me da un poquito de culpa haberlos grabado en español y no en maya. Aunque desde 2010 decidí no grabar si no era en maya, y así lo he estado haciendo, me sigue quedando la culpa por lo que ya grabé desde 2006.

Y ya no puedo grabarlos de nuevo en maya porque algunos de los narradores ya murieron. A don Claudio, le digo que, ahora que ya le entiendo más, quiero grabar los cuentos en maya, pero me dice que no: “Pues ya te los conté, ya te los sabes, no tiene chiste”. Entonces me da mucha tristeza no haberlos grabado primero en maya.

La parte positiva fue después contactar con Hilario [Chi Canul]. Cuando le propuse la traducción del cuento, estuvo muy emocionado. Y cuando me leyó su versión, como yo ya entendía el maya, me gustó mucho, no es una versión del todo literal sino que la adapta a cómo los narradores explican los cuentos. Y ahora ya estamos pensando en trabajar otros cuentos para futuras publicaciones.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Títeres de papel en Guadalupe

Ahora las niñas y los niños del grupo de primer año de la escuela Felipe B. Berriozabal de Guadalupe (Zacatecas) leen y se animan a hacer sus propios títeres de papel para atrapar al vuelo al ratón que corre y pasa…






viernes, 9 de mayo de 2014

Experiencias como ésta son las que dan sentido a ideazapato, ¡muchísimas gracias al Centro de Lectura Amparo Dávila por compartírnosla! 

http://www.kashmirmag.com/arte-y-cultura/artes/1789-libros-con-ideas-ideazapato


jueves, 8 de mayo de 2014

Presentación en la Feria del Libro de centro

Santiago Solís, Víctor Manuel García Bernal, José Manuel Mateo y Andrés Mario Ramírez Cuevas presentaron el día de hoy la colección en la Feria del Libro de centro. Concurrencia feliz, camaradería y hasta selfie, ¡qué bien la pasamos!




miércoles, 7 de mayo de 2014

De sones a contratiempo

En la Tierra Caliente michoacana, los sones se convierten en protagonistas de celebraciones y fiestas. 

El origen de tradición oral de estas composiciones se ve reflejado en las tantas variantes de las canciones, que muchas veces incluso son improvisadas.

Así ocurre con el ratón que corre, pasa y trata de escapar del gato que lo persigue incansable verso tras verso; eso sí, cada vez de una manera distinta.

Con una melodía a contratiempo (atravesada, dirían sus intérpretes), el son que da origen a la nueva propuesta de ideazapato nunca tiene el mismo final.

Fue Ricardo Gutiérrez, músico tradicional michoacano, nacido en Nocupétaro pero residente en Apatzingan, quien enseñó el son del ratón a Raúl Eduardo González, profesor e investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y doctor en Letras por la UNAM, quien ha trabajado durante años en la recopilación de música tradicional de Tierra Caliente.

Gracias a esta investigación y al trabajo editorial de José Manuel Mateo y las ilustraciones de Andrés Mario Ramírez Cuevas, el peculiar son del ratón es ya el libro más consonante de
ideazapato.



viernes, 2 de mayo de 2014

La voz de los narradores mayas

Con un lenguaje que respeta los rasgos de los grandes narradores mayas, ideazapato publica La ardilla que soñó, con el objetivo de difundir uno de tantos cuentos que han sido transmitidos oralmente generación tras generación en las comunidades mayas de Quintana Roo.

Las ilustraciones a todo color de Víctor Manuel García Bernal, que evocan el entorno natural de la península de Yucatán, acompañan la narración en español y maya de las aventuras de una ardilla inquieta a la que, un día, unos golpes muy fuertes interrumpen de su sueño.

Aunque al despertar se da cuenta de que todo está en orden, la ardilla va en busca de su amiga la cigarra, quien augura que algo malo va a suceder. Para evitar caer en desgracia, la ardilla echa a correr lo más lejos posible.

Durante su huida, nada le hace sospechar que unos golpes similares a los que la despertaron la convertirán en el centro de una peculiar reunión de animales en medio del monte.

Valores tan importantes en la cultura maya como la humildad o la astucia nutren ya a
ideazapato, gracias al trabajo de campo del doctor en ciencias humanas por El Colegio de Michoacán Marcos Núñez Núñez y a la labor de adaptación del profesor e investigador de la Universidad de Quintana Roo Hilario Chi Canul, mayahablante de nacimiento.

Esta edición, recomendada de 8 años en adelante, se convierte en el segundo libro bilingüe de la colección
ideazapato, que ya había utilizado este formato para narrar en portugués y español las aventuras de Juan Soldado.