miércoles, 10 de diciembre de 2014

Entrevista a Anastasia Krutitskaya

Sobre las posadas mexicanas hablará hoy a las 10:30 la investigadora y editora de Nueve días de posadas, Anastasia Krutitskaya, en el Sistema Michoacano de Radio y Televisión (FM).


jueves, 4 de diciembre de 2014

Entrevista sobre ideazapato y Kalandraka

Sobre literatura infantil de calidad, subgéneros, emociones y responsabilidad, entre otros temas, hablaron el editor y responsable de ideazapato, José Manuel Mateo, y el director de Kalandraka, Xosé Ballesteros, en el programa Primer Movimiento, de Radio UNAM, conducido por Juana Inés Dehesa y Benito Taibo.

Pueden escucharlos a partir del minuto 02:10:00

jueves, 20 de noviembre de 2014

martes, 11 de noviembre de 2014

¡Qué divertido es esto de dar vida a los personajes de los cuentos! Gracias, Luisa Aguilar por hacerlo posible en esta FILIJ


viernes, 7 de noviembre de 2014

Taller de marionetas en la FILIJ

Este fin de semana en la FILIJ, los niños y niñas de 4 a 6 años podrán crear el títere de su personaje favorita de El ratón que corre y pasa, ¡los esperamos!

viernes, 24 de octubre de 2014

Hoy a las 10:30, en el programa radiofónico Concepto 3.0, Raúl Eduardo González platicará sobre su trabajo de investigación y recopilación de música tradicional de la Tierra Caliente michoacana, el cual hizo posible El ratón que corre y pasa

Pueden escucharlo a través del Sistema Michoacano de Radio y Televisión.


lunes, 13 de octubre de 2014

No se puede ilustrar poesía en línea recta


Entrevista a Santiago Solís, ilustrador de Discurso de José Revueltas a los perros en el Parque Hundido

Los perros son sus animales favoritos y la confrontación de poder, uno de los temas que más le gusta representar en sus obras. Así, no resulta difícil entender que a Santiago Solís le agradara desde un inicio la idea de ilustrar Discurso de José Revueltas a los perros en el Parque Hundido, el poema escrito por Enrique González Rojo Arthur sobre una anécdota protagonizada por el reconocido escritor mexicano.

“Este poema tiene que ver con alguien que está dominado y con el dominador, pero a la vez tiene la torcedura, con el sentido del humor, de que Revueltas le habla a los perros, aunque en realidad es 100% aplicable a las personas”.

Para Santiago, además, Revueltas no era un personaje lejano: no sólo había trabajado en otro proyecto gráfico sobre él, sino que ambos comparten un mismo origen, Durango. “Sí hay ese punto como de regreso al hogar. Revueltas es originario de Durango, aunque en realidad, como otros personajes que nacen en Durango, se fue a un lugar más grande que tiene más cosas que ofrecer”.

Al igual que Revueltas, la Ciudad de México se convirtió en destino para Santiago, quien reside en ella desde hace varios años. Esto le permitió ahondar todavía más en el tema del libro, yendo a inspeccionar el escenario en que Revueltas pronunció su discurso a los perros: el Parque Hundido.

“Me encontré en el plano donde podría haber pasado, hay un reloj por allí… Pero yo creo que fue una cosa más íntima… Me gustó mucho la parte de atrás, que es más arbolada y amurallada. De hecho, en el libro hay muchos árboles”.

 La naturaleza del texto fue también un factor determinante en el trabajo de Santiago. Con algo de poesía y otro tanto de discurso, el “ir y venir” de la narración hizo al ilustrador concebir la historia como una especie de círculo: “Son figuras muy abstractas, cada ilustración es como un fragmento de una pieza completa… No podía pensar el libro como un libro álbum que representa un personaje que va de b”.

De esta manera, las ilustraciones de Discurso de José Revueltas a los perros en el Parque Hundido carecen de protagonista: “Es un libro muy lúdico en el que el personaje narrador no me parecía Revueltas, sino más bien los perros. Los perros están en muchas situaciones y no hay un personaje guía que tú reconozcas, sino más bien es un manojo de situaciones atadas por los perros”.

Ilustrador y diseñador gráfico, Santiago destaca por una obra versátil, fruto de su creencia en la necesidad de que un artista amplíe constantemente su espectro. “Hay como dos posibilidades. Hay un dicho que dice que el que mucho abarca poco aprieta, mientras que hay otro dicho, de diseño, que dice que el que sólo sabe de diseño nada sabe de diseño. A mí me gusta pensar en abrir el espectro, porque te obliga a estar pensando constantemente en lo que sigue y te abre la capacidad de hacer cada libro de una manera distinta”.

Así pues, al momento de iniciar con las ilustraciones del poema-discurso, Santiago tuvo muy claro que incluso el estilo era algo que debía ser coherente con el proyecto. “La editorial trabaja con el resguardo o la recopilación de la tradición oral. Esto tiene que ver mucho con lo popular. Entonces, a mí me pareció que debía ser un dibujo cercano a la gráfica, algo que fuera incluso imprimible en serigrafía”.

Y especifica: “Hay como una disminución del color en pro de un impacto más gráfico, afín con los carteles que se imprimen a tinta. Y a mí me parecía que si era una línea dura, con colores más sólidos y un dibujo más suelto, también le iba a venir bien a un texto que es lúdico”.

Santiago realizó a mano tanto los dibujos como el entintado de los mismos, pero decidió darles color a través de medios digitales: “Así yo luego puedo acotar mucho el rango del color, es decir, el rojo va a ser este rojo y no hay de otra. En cambio, en el caso de la pintura, como hay una mezcla más profunda, el rojo se puede ver infectado por otro color. Es decir, en la pintura el rango es mayor y yo aquí quería que fuera menor y mucho más evidente”.

La paleta de colores de Discurso de José Revueltas a los perros en el Parque Hundido, explica Santiago, está conformada por unas seis combinaciones que, en algunos casos, se repiten. Sin embargo, todas tienen un patrón central: los colores profundos, es decir, colores a los que se añade algo de gris con el objetivo de darles un tono “nostálgico”. “Y les di acentitos con el amarillo y con el rojo”, puntualiza.


Ilustrador cotidiano

Gran parte de la carrera profesional de Santiago se ha desarrollado en el ámbito del diseño gráfico; sin embargo, su trayectoria como ilustrador ya cuenta con varios proyectos en distintos medios, carteles, docencia y libros. Ahora, con casi una decena de libros ilustrados e incluso iniciado en el arte de escribir, Santiago se divierte al recordar la falta de empatía que de niño tenía con la lectura: "Mis padres tienen muchos libros pero yo me negué a leer como hasta los 18. Y de hecho, porque quería aprender diseño editorial y en mi escuela nadie sabía de eso. Y allí tenían un libro que me costó mucho leer, porque a las dos hojas me daba mucho sueño, pero era la única forma de aprender. Y ahora ya leo mucho".

Eso sí, reconoce que algo que sí hacía era "leer" los dibujos de los libros, especialmente los de dinosaurios, y tratar de repetirlos. Aunque también sonríe cuando admite que quizá el gusto lo adquirió a causa de las circunstancias: “Yo vivía en las afueras de un fraccionamiento y mis amigos vivían muy adentro y mi madre no me dejaba salir. ‘Tienes que irte solo veinte calles…, ¿cómo te regresarás?’. Ese tipo de cosas que tienen las madres… Entonces, como no podíamos salir, mi hermano y yo nos quedábamos en casa a dibujar”.

Su formación en diseño gráfico estuvo muy alejada de la ilustración y el joven reconoce que tuvo que forzarse para no dejar de dibujar: “Uno dibuja de niño, hasta que dibujar se vuelve medio inútil. De niño te ayuda a fantasear, a relacionarte con otros niños o incluso a resolver algún problema, como por ejemplo hacer el esquema de una célula que te piden en la escuela. Pero después ya no sirve absolutamente de nada, ya nadie te pide que dibujes. Así que uno mismo tiene que estar volviendo al dibujo. Yo siempre dibujaba cositas pequeñas, en las servilletas, en las horas de espera…”.

Santiago Solís se adentró en el mundo de la ilustración de una forma casi autodidacta, aunque se encarga de remarcar el aprendizaje logrado al lado de ilustradores de renombre con quienes coincidió al inicio de su carrera, como Alejandro Magallanes o Gerardo Suzan.

Fue justamente con un propósito didáctico que Santiago inició una serie de cien piezas que ahora considera el punto de inflexión de su carrera. “A esa serie yo le tengo mucho cariño porque es la que me obligó a hacer algo y también la que me dio trabajo. El ilustrador joven o el que sale de la universidad afirma que no tiene nada. Ante eso, mi respuesta es: ‘Trabaja en algo ficticio que tú quieras hacer y, con ello, puedes llegar con algún editor o a algún estudio y mostrar lo que haces, con tus reglas’”.

La serie –que ya ha sido expuesta y probablemente se convierta pronto en un libro– muestra no sólo los primeros avances del que todavía era un ilustrador novato, sino que también recoge muchas de sus inquietudes y temas de interés.

“A mí me parece que en la vida diaria están casi siempre todas las respuestas. Por ejemplo, de repente puedes ver a un señor calvo con su perro recién peluqueado y piensan en cómo se relacionan. O al revés, que el señor sea calvo y que el perro sea muy peludo. Ahí se genera una especie de poesía, de historia, de qué ocurre con A y con B. Lo único que tienes que hacer es observar bien ese cuadro y de ahí sale una imagen o un texto”, explica Santiago.


Y así como reconoce las evidencias de mejora, Santiago considera que, ni en una serie cerrada ni en una carrera profesional, nunca se llega a un punto final: "Siempre hay un rastro, una visión que va madurando y va brotando. Pero ese brote tiene varias ramificaciones. Y aun así, llegando a una conclusión determinada, ésta sigue siendo un paso para algo más que sigue. Por eso, yo entiendo el trabajo del ilustrador como una cosa constante en que uno no puede confiar de que ya aprendió a hacer algo. ¿Ya aprendiste a dibujar con la mano derecha? Pues ahora ponte a dibujar con la izquierda".








viernes, 22 de agosto de 2014

Para que canten, bailen y sobre todo disfruten el fin de semana, les compartimos, directamente desde Apatzingán (Michoacán), el son que dio origen a El ratón que corre y pasa.



lunes, 18 de agosto de 2014

de la voz a la letra: ideazapato en Límulus

Les compartimos el interesante y completo artículo de Límulus sobre lo que se esconde detrás de cada ideazapato. 

¡Ojalá les guste tanto como a nosotros!

http://limulus.mx/de-la-voz-a-la-letra-ideazapato-libros-de-tradicion-oral/


lunes, 21 de julio de 2014

ideazapato en la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa

Esta semana comienza la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa y allí estará ideazapato con la presentación y lectura de La jícara y la sirena, además de la participación de nuestro editor José Manuel Mateo en la mesa redonda homenaje a José Revueltas.

Empiecen a agarrar fuerzas... ¡y buen inicio de semana!

*Presentación de La jícara y la sirena: domingo 27 de julio a las 13:00
*Mesa redonda homenaje a José Revueltas: martes 29 de julio a las 18:00


jueves, 17 de julio de 2014

¿Cómo nace una ideazapato?

Mucho antes de que el ilustrador recree la historia, e ¡incluso antes de que los editores piensen el libro!, ya hay quien, en algún lugar, detonó la ideazapato con una importante labor de investigación.

Por ejemplo, La jícara y la sirena parte de una investigación de doctorado de Berenice Granados sobre entidades femeninas en Mesoamérica. Berenice estaba metida de fondo en el estudio de Xtabay y de la Llorona cuando llegó a vivir a Morelia. Allí escuchó hablar de la sirena de Zirahuén y no tuvo que pensarlo mucho para dirigirse al lago decidida a realizar trabajo de campo.

También en Michoacán, pero en este caso en la Tierra Caliente, ha trabajado desde ya hace casi veinte años Raúl Eduardo González. El doctor en letras por la UNAM se ha encargado en este tiempo de ir recopilando y analizando las distintas composiciones e interpretaciones de los conjuntos de arpa grande de esta región michoacana. Concretamente en Apatzingán y gracias al músico Ricardo Gutiérrez, Raúl Eduardo conoció el atípico son que dio origen a El ratón que corre y pasa.

Como Raúl Eduardo con la música, Marcos Núñez Núñez recopiló en casetes durante años cuentos mayas de Quintana Roo que se transmiten oralmente entre niños y adultos. Uno de ellos dio lugar al cuento, escrito en maya y español, La ardilla que soñó.

De igual forma, Nueve días de posadas reúne, gracias al trabajo de Anastasia Krutitskaya, los versos que han acompañado las posadas en México desde finales del siglo XIX. Y, por su lado, el poema-discurso de Enrique González Rojo Arthur sobre su amigo y colega José Revueltas se completa con los conocimientos del doctor Antonio Río Torres-Murciano sobre San Antonio de Padua y San Francisco de Asís y su relación con la tradición narrativa de prédica mediante relatos en espacios públicos.

sábado, 12 de julio de 2014

Migrar: entrevista con Cristina Urrutia y José Manuel Mateo

Nuestro editor José Manuel Mateo y la directora de Ediciones Tecolote, Cristina Urrutia, hablan sobre su proyecto Migrar.

Una de las realidades humanas más duras, que sobrepasa fronteras, en un libro precioso para niños con arte en amate. 

No podemos dejar de recomendárselo.

jueves, 26 de junio de 2014

martes, 24 de junio de 2014

Con la tradición oral en Canal 22



"Hay mucho sobre la tradición oral y lo que nos interesaba a nosotros sobre esta cuestión era que se hiciera investigación y que ésta se publicara. Pero además, dada la riqueza de la tradición oral, lo que nos interesaba también es que ésta se ilustrara".

viernes, 20 de junio de 2014

Día mundial de los refugiados

En 1994, la guerra en Ruanda provocó la aparición de los mayores campos de refugiados de la historia. Además de las personas adultas, muchas de ellas armadas, vivían allí también una gran cantidad de niños, quienes solían encontrarse antes de ir a dormir para contar historias.

El viaje del cordero, la cabra y el perro recrea una de estas historias a través de los versos de José Manuel Mateo y las ilustraciones de Andrés Mario Ramírez Cuevas.

El libro recibió en 2011 el XVI Premio Internacional del Libro Ilustrado Infantil y Juvenil en la 31 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de la Ciudad de México



viernes, 13 de junio de 2014

El sermón a los peces

Cuentan que el fraile franciscano Fernando de Bulhões no podía dar misa porque había quien prohibía a los fieles asistir a la iglesia. Ávido predicador, el fraile se acercó al río y dirigió su sermón a los peces, que empezaron a acercarse y a asomar las cabezas para escuchar sus palabras.

También cuentan que, en otros lugares y en otros momentos, la facilidad de palabra del franciscano se hizo tan conocida que ninguna iglesia era suficientemente amplia para albergar a todos los que llegaban a escucharlo, por lo que las prédicas al aire libre fueron algo habitual en la vida del orador.

Fernando de Bulhões murió un 13 de junio como hoy pero de 1231. Muy poco tiempo después, fue canonizado como san Antonio de Padua.

Muchos siglos después, el entonces niño José Revueltas se divertía leyendo vidas de santos. Quién sabe si recordó la historia de san Antonio de Padua con los peces el día que dirigió su discurso emancipador a los perros famélicos que merodeaban por el Parque Hundido.




martes, 27 de mayo de 2014

La música tradicional de la Tierra Caliente

Entre los aproximadamente 60 mil habitantes de Apatzingán, un municipio de la Tierra Caliente de Michoacán, destaca la gran cantidad de músicos que, en conjuntos de arpa grande, interpretan música tradicional de la región, especialmente sones, corridos, canciones rancheras y valonas.

Uno de estos músicos es Ricardo Gutiérrez, nacido hace ocho décadas en Nocupétaro, Michoacán. Fue él quien enseñó a Raúl Eduardo González el son del ratón, que ahora publica ideazapato en una edición a cargo de José Manuel Mateo ilustrada por Andrés Mario Ramírez Cuevas.

Desde 1997, Raúl Eduardo González, doctor en letras por la UNAM, se ha dedicado a la recopilación e investigación de estas composiciones, muchas de las cuales son de tradición oral y corren el riesgo de desaparecer junto con las generaciones mayores.

Después de un tiempo trabajando en las valonas, un género de canción tradicional mexicana que se canta en décimas y que fue muy popular en México en siglo XIX (actualmente se cultiva, además de en la Tierra Caliente michoacana, en la Sierra Gorda de Guanajuato y en la zona media de San Luis Potosí), Raúl Eduardo González siguió trabajando en el son, un género de tradición oral.

El son del ratón, explica Raúl Eduardo González, es uno de los menos habituales: “En mi tesis del doctorado hablo justamente de que los sones más convencionales, digamos, en términos harmónicos y rítmicos, los más sencillos podríamos decir muy entre comillas, son los que se cantan más. En cambio, un son como el del ratón no se canta tanto porque tanto técnicamente como harmónicamente es distinto”.

¿Cuáles son las características que hacen distinto al son del ratón?

El son de la Tierra Caliente de por sí tiene su complejidad. Lo más común es que tenga un ritmo que los músicos llaman de sesquiáltera, es decir, el ritmo básico está integrado por dos compases musicales que van juntos: un compás de tres cuartos y otro de seis octavos, es decir, dos cláusulas ternarias seguidas de tres cláusulas binarias. Esto es muy típico de la música tradicional mexicana.

El son del ratón sigue esta rítmica pero la diferencia es que, como dicen los músicos tradicionales, está atravesado. En otros términos, diríamos que está a contratiempo. Es decir, empieza con un silencio y, en vez de tener los acentos en los tiempos fuertes de cada compás, los tiene en los tiempos débiles. Por tanto, es difícil de tocar y difícil de bailar y, en otro sentido, también es difícil de frasear, de cantar, porque va a contratiempo.

Harmónicamente, lo más común es que los sones estén en modo mayor. Y el ratón tiene una parte en modo mayor pero también tiene una buena parte en modo menor. O sea, tiene una modulación.

Y tiene otra característica. En el librito, le agregamos al son un estribillo: estaba el gato sentado y no lo pudo atrapar. Pero el son original tiene, en la parte del estribillo, algo que en la región se llama jananeo, que es un especie de estribillo pero silabeado. La copla iría: estaba el gato sentado, rezando sus oraciones, el ratón por perturbarlo, le avienta siete ratones… Y el estribillo: ay la lai la la lai la la la ay la la… Justo en el jananeo es donde está la modulación.

Entonces, tiene su complejidad; la verdad es que es un son muy bonito.

Además de Apatzingán, ¿has escuchado el son del ratón en otros lugares?

Sí, también se toca en un pueblo chiquito que está en el municipio de La Huacana, que se llama Zicuirán. Ahí el mismo son se toca y se canta en otro estilo, aunque ya casi no hay músicos allí, se han ido muriendo, pero también se cantaba.

Y yo la verdad es que no lo he oído mucho tocado por los conjuntos de arpa de Apatzingán, por lo que comentaba, porque es un son, si cabe la expresión, un poco excéntrico, que no entra en el repertorio más socorrido de los conjuntos de arpa.

¿Fue por estas peculiaridades que se escogió el son del ratón para crear el libro?

La verdad es que a mí me gusta mucho el son del ratón pero también tuvo mucho que ver el ojo de José Manuel Mateo, porque él tiene mucha más idea de lo que debe ser un libro para niños. Y él vio muchas posibilidades a este son en particular.

¿Hay algún tema especialmente recurrente en las letras de los sones que has conocido?

El cancionero tradicional en general tiene como tema fundamental el amor. Éste es el tema principal del cancionero folclórico y también de la Tierra Caliente. Pero algo que ocurre con mucha frecuencia en la Tierra Caliente y en otras regiones de México es que el amor aparece expresado no en boca de seres humanos sino de animales. Entonces, hay una súper abundancia de animales en la lírica mexicana y tierracalienteña en este caso. Tenemos el ratón, la chachalaca, la lagartija… Son muchísimos los sones de animales que nos hablan de un mundo natural que está íntimamente relacionado con el sentimiento amoroso y con las relaciones amorosas pero a través de animales que muchas veces tienen actitudes humanas. El del ratón no sería el caso aunque en un nivel simbólico puede ser, porque a fin de cuentas el gato y el ratón son como el animal y su presa.

¿La música tradicional en la Tierra Caliente sigue vigente o ha perdido o ganado fuerza en los últimos años?

Curiosamente, están pasando a la vez las dos cosas: la vieja generación de músicos a la que pertenece don Ricardo Gutiérrez, que es un hombre de ya cerca de 80 años, está desapareciendo. Y prácticamente no hay generaciones intermedias pero sí están surgiendo en los años recientes (recentísimos, en los últimos ocho o diez años) grupos de niños y jóvenes en la región. Se está dando ese relevo generacional aunque haya habido un salto. Aquí es donde creo que los trabajos de investigación pueden servir a estos jóvenes para conocer el repertorio más antiguo en caso de que no pueda ser directamente transmitido por los mayores (muchos ya han muerto).

¿Qué cambios se han dado con el relevo generacional?

El repertorio está muy constreñido. En investigación, reuní una colección de 105 pero, como decía, de estos, los que se tocan son 25 o 30. Esto tiene mucho que ver con la función social que el son cumple, porque es un género bailable. La verdad es que cada vez se baila menos en las fiestas, como en las bodas por ejemplo, en que antes se bailaba con mucha frecuencia.

Todo esto ha influido. Se han incorporado canciones rancheras actuales al repertorio de los conjuntos de arpa grande. Los conjuntos actuales tienen que aprender e incorporar canciones rancheras para poder tocar en las cantinas, porque la gente pide estas canciones. Esto se ha dado mucho.

Otra circunstancia que que también hay que considerar es que musicalmente los conjuntos de arpa grande están completamente emparentados con el mariachi de Jalisco. De hecho, el mariachi moderno es una evolución, entre comillas, que se dio de los conjuntos del sur de Jalisco y de la Tierra Caliente que fueron a la Ciudad de México a principios del siglo pasado y se fueron adaptando al gusto urbano. Ahora los mariachis famosos de México, como el mariachi Vargas, por ejemplo, han influido también en el estilo de ejecución de los conjuntos de arpa grande. Estos elementos son los que yo veo distintos en la generación de jóvenes respecto a los mayores y, bueno, de alguna manera es muy lógico que suceda.

En otras regiones, ¿hay sones como el del ratón?

Es curioso porque en el sur de Jalisco, que es la región vecina, prácticamente no se conocen este tipo de sones. También en el repertorio de la Tierra Caliente son muy poquitos los sones atravesados. Uno es el que se llama Las naguas blancas, otro es el del ratón, otro se llama El brinco, otro se llama El pañuelito... Y pocos más. 

Pero curiosamente, en Veracruz también se encuentran este tipo de sones atravesados, como por ejemplo El pájaro carpintero. Puede ser que en otras regiones de Latinoamérica haya este tipo de ritmos pero yo no los conozco. En México, que yo conozca, en la Tierra Caliente, en Veracruz, en la Huasteca y en la costa del Pacífico también.

¿Qué destacarías de la experiencia de convertir, ahora, un son en un libro infantil?

Me gustaría recalcar que este libro me gustó mucho; de manera especial porque es el resultado de muchos trabajos y de muchos conocimientos, principalmente el de don Ricardo, que en su memoria tenía este son y me lo transmitió. Para mí fue algo muy importante. Y después todo el conocimiento y la sensibilidad que tiene José [Manuel Mateo] en torno a los libros para niños, creo que ha sido muy importante. Y también, por supuesto, el conocimiento de Andrés Mario [Ramírez Cuevas] y su sensibilidad. Todo esto ha hecho que a los niños les guste el libro, como pude ver en la presentación. Y por último también quiero destacar cómo cuenta Luisa Aguilar el cuento en las presentaciones, con títeres. A los niños les encantó.

lunes, 19 de mayo de 2014

Recopilando cuentos mayas en Quintana Roo

Entrevista con Marcos Núñez Núñez, autor de la versión en español de La ardilla que soñó.


Marcos Núñez Núñez durante una entrevista radiofónica en Zacatecas

En Quintana Roo, al suroeste de Felipe Carrillo Puerto, se ubica una comunidad pequeña llamada San Andrés, en la que habitan no mucho más de 400 personas. Entre ellas, don Claudio (o don Kalín, como también lo llaman), uno de los narradores que han regalado tantos cuentos al investigador y doctor por El Colegio de Michoacán Marcos Núñez.

Aunque don Claudio no sea maestro en el sentido literal de la palabra, Marcos Núñez se refiere a él como tal. Desde 2006, el investigador (quien reside entre San Luís Potosí y El Ingenio, Quintana Roo) ha convivido durante muchos meses con el narrador maya.

“Nos dimos largas tardes platicando, largos días conviviendo en su casa, lo acompañé a su trabajo en la milpa, a cortar leña, a hacer compras a Carrillo Puerto. La vida cotidiana con él se hizo muy interesante. Y en cada momento en que estábamos en la calle, en la casa, en el trabajo de la milpa…, platicábamos de los cuentos. El de la ardilla se grabó por ahí de agosto o septiembre de 2006, en su casa. Estábamos descansando, ya habíamos regresado de la milpa cuando me dijo: ‘Oye, me acabo de acordar de un cuento muy bueno que trata de una ardilla…’”.

A pesar de las dificultades, sobre todo de integración, con las que se topó a su llegada a San Andrés, Marcos Núñez terminó recopilando casi un centenar de cuentos, aunque este tipo de relatos de tradición oral no estaban en la mira del investigador cuando llegó a Quintana Roo.

“Escogí el tema de la tradición oral maya pensando primeramente en los mitos, la mitología de la creación y los vaticinios del fin del mundo. Éstos eran los temas que yo estaba trabajando cuando empecé a encontrarme con los cuentos y los empecé a recopilar”.

Hace un año, Marcos Núñez decidió enviar uno de los cuentos recopilados a la convocatoria que lanzó ideazapato, con lo que acabaría dando lugar a La ardilla que soñó. Aunque publicó artículos académicos sobre el tema de los cuentos mayas, éste es el primero de los cuentos recopilados que se publica como tal.

"Tenía que regresárselo a la comunidad con la publicación, de alguna forma es un regreso, una devolución".

¿Cuáles fueron los principales retos a tu llegada a Quintana Roo?

Quizá fue que al principio las comunidades no me aceptaban fácilmente porque yo no soy maya. No sé cómo le hacen, yo no soy tan diferente físicamente quizá a mucha gente de allí, pero se dan cuenta quién de veras pertenece a su sociedad maya y quién no. Quizá se me salía el acento mestizo, quizá por eso se daban cuenta.

Entonces, para poder salir adelante, hablé con el patrón de la iglesia de Chankaj y le dije: “Oiga, quiero que la gente me vea bien y quiero que me acepten porque yo no estoy haciendo nada malo”. Y él me respondió: “Te recomiendo que vayas a Carrillo, compres unas velas, las traigas y las prendas en la iglesia, a ver si así la gente te ve mejor”. Y sí, así fue, hice todo esto, entré a la iglesia, me hinqué ante los santos del centro ceremonial, me quité los zapatos (porque hay que entrar sin zapatos a la iglesia) y encendí las velas en el candelabro. Hice esto aun y no ser tan devoto católico y la gente me empezó a tratar bien.

Y fue poco a poco que me fui ganando la aceptación de las personas. Primero empecé con los niños, que son los que primero te hablan y con los que primero uno convive. Después vinieron las mujeres, los maestros de la escuela, las autoridades y finalmente los hombres mayores, que eran los que me interesaban. Y ya con ellos empecé a hacer buenas amistades.

¿En este grupo de hombres mayores ubicaríamos al narrador del cuento de la ardilla, don Claudio?

Exacto. Con don Claudio en especial tuve también una dificultad adicional y es que él no quería contar nada. Me decía que no le gustaba contar las cosas sólo por contarlas, “así nomás”. Una vez que ya me iba, después de que me dijera que no, por casualidad se me ocurrió sacar un cigarro antes de despedirme. Él fumaba y yo también, ya hace ocho años de eso, y haciéndome de la confianza prendí el cigarro. “¿Quiere un cigarro? ¿Usted fuma?”, le pregunté. “A veces”. “Pues tome uno”. Y se lo prendí. Entonces, mientras estaba fumando, sacó la bocanada de humo y me dijo: “Oye, si quieres grabamos un cuento para que no te vayas así nomás”. Y así empezamos a grabar y esa fue una de las mejores grabaciones. Un cuento que se llamaba El adivino, me gustó mucho.

Y aquí es donde yo empecé a hacer mis deducciones, pues me di cuenta de que en la iglesia también había tenido que dar. Y así fui llegando siempre ofreciendo algo, menos dinero, nunca se me ocurrió dar dinero y qué bueno que no lo hice. Llegaba a la casa de don Claudio con unos tamalitos y me decía: “Vamos a grabar un cuento”. “Pues vamos, a eso vine”. “Pues vente”.

Así me di cuenta de que la reciprocidad es muy importante, no nada más desde el punto de vista de un antropólogo que está haciendo [trabajo de] campo sino para la misma comunidad. El tema de la reciprocidad es importantísimo, es un valor social, una norma social. De hecho, en los cuentos también se destaca: aquél que da a los muertos, aquél que da a los santos, aquél que da a los viejitos o a su papá… a aquél le va a ir bien.

Entre un centenar de cuentos, ¿por qué escogiste justamente el de la ardilla para la convocatoria de ideazapato?

Cuando salió la convocatoria me fijé que estaba perfilada para los niños y para los jóvenes, entonces me puse a buscar entre todos los cuentos y encontré éste. Había otros dos que también me llamaron la atención, uno de un zorro y un tigre y otro de un rey y un campesino. Pero el primero tiene muchas groserías, por lo que no quedaba para el público infantil y juvenil, y el otro era demasiado breve. Así que decidí mandar la ardilla, que además es uno de mis favoritos, me gusta mucho y me hizo reír… Porque si escucharan la versión real del maestro Claudio (que no es maestro pero yo le digo así porque es muy chingón), les encantaría la manera que tiene de contarlo. Aun así en español.

La verdad me parecía muy bonito porque expone cómo se concibe la muerte en las comunidades mayas. Imagínate un niño maya escuchando cómo se hace una devoción a los muertos a partir de personajes como una cigarra, un sereque, una tuza… Te imaginas a ellos haciendo un velorio y les estás diciendo a los jóvenes que así se hace un velorio y que así se tiene que tratar a un muerto: hay que hacerle su velorio, hay que rezarle, hay que estar con él… Es una manera de mostrar cómo es en lo cultural un asunto concebido como la muerte. Imagínate a los niños que no son mayas leyendo el cuento con todo lo que conlleva y de alguna manera transmitir esta idea de la muerte.

Aparte de que te envuelve en un contexto de la selva, te habla de la milpa y aprendes que allí donde los campesinos siembran maíz, también hay calabazas y frijoles. También he visto milpas como la de don Claudio, que tiene hasta plátanos y una casita de madera para guardar la mazorca. O sea, el trabajadero del maya está también de alguna manera descrito en el cuento y esto quizá es el tipo de enseñanzas que está proporcionando el relato.

¿Qué temas son más recurrentes en los cuentos que has recopilado? 

La verdad es que no he hecho este análisis todavía pero creo que uno de los temas que más se repiten en los más de 90 cuentos que he grabado son una serie de valores que los narradores tratan de resaltar. Uno de ellos es la humildad. Una persona humilde va a salir siempre ganando. Otro valor muy importante en estos cuentos es el valor de la astucia, que es un lugar muy recurrente. En la vida hay que ser listos para salir adelante. En la mayoría de los cuentos en que los héroes triunfan es porque fueron más astutos que sus antagonistas. Hay otro tipo de valores, por ejemplo, la devoción a los santos, a los padres, a los muertos… El personaje que honra a estos entes sobrenaturales, cuando se enfrente con problemas, va a recibir ayuda para salir adelante y ganar.

Otro tema recurrente es la resistencia a la dominación. Ese es otro tema que me parece muy interesante y es un asunto que voy a organizar en algún trabajo más amplio: cómo los cuentos de alguna manera educan o transmiten la idea de que al que te domina tú lo puedes burlar, siempre puedes darle la vuelta y ser más astuto que él. Ese dominador que los campesinos burlan o humillan está representado por un rey que tiene mucho dinero, no es una persona sencilla, trae todo lo opuesto, es una persona prepotente, tiene muchos trabajadores a quienes maltrata…

Y todavía hay otros temas como, por ejemplo, el conocimiento de la naturaleza, cómo se percibe el mundo, cómo se considera el tiempo, cómo hay que relacionarse con la selva… Son infinidad de asuntos entre los que destaca realmente la identidad.

¿Cómo fue el proceso de hacer el libro bilingüe?

La narración original fue en español. En aquel momento, mi manejo de la lengua maya era muy pobre; por esto, don Claudio me propuso hacer las grabaciones en español, ya que también es muy bueno hablando en español, es una persona bilingüe.

La verdad es que me da un poquito de culpa haberlos grabado en español y no en maya. Aunque desde 2010 decidí no grabar si no era en maya, y así lo he estado haciendo, me sigue quedando la culpa por lo que ya grabé desde 2006.

Y ya no puedo grabarlos de nuevo en maya porque algunos de los narradores ya murieron. A don Claudio, le digo que, ahora que ya le entiendo más, quiero grabar los cuentos en maya, pero me dice que no: “Pues ya te los conté, ya te los sabes, no tiene chiste”. Entonces me da mucha tristeza no haberlos grabado primero en maya.

La parte positiva fue después contactar con Hilario [Chi Canul]. Cuando le propuse la traducción del cuento, estuvo muy emocionado. Y cuando me leyó su versión, como yo ya entendía el maya, me gustó mucho, no es una versión del todo literal sino que la adapta a cómo los narradores explican los cuentos. Y ahora ya estamos pensando en trabajar otros cuentos para futuras publicaciones.