Hoy a las 10:30, en el programa radiofónico Concepto 3.0, Raúl Eduardo González platicará sobre su trabajo de investigación y recopilación de música tradicional de la Tierra Caliente michoacana, el cual hizo posible El ratón que corre y pasa.
Pueden escucharlo a través del Sistema Michoacano de Radio y Televisión.
viernes, 24 de octubre de 2014
lunes, 13 de octubre de 2014
No se puede ilustrar poesía en línea recta
Entrevista a Santiago
Solís, ilustrador de Discurso de José Revueltas a los perros en el Parque
Hundido
Los
perros son sus animales favoritos y la confrontación de poder, uno de los temas
que más le gusta representar en sus obras. Así, no resulta difícil entender que
a Santiago Solís le agradara desde un inicio la idea de ilustrar Discurso
de José Revueltas a los perros en el Parque Hundido, el poema escrito por
Enrique González Rojo Arthur sobre una anécdota protagonizada por el reconocido
escritor mexicano.
“Este poema
tiene que ver con alguien que está dominado y con el dominador, pero a la vez
tiene la torcedura, con el sentido del humor, de que Revueltas le habla a los
perros, aunque en realidad es 100% aplicable a las personas”.
Para
Santiago, además, Revueltas no era un personaje lejano: no sólo había trabajado
en otro proyecto gráfico sobre él, sino que ambos comparten un mismo origen,
Durango. “Sí hay ese punto como de regreso al hogar. Revueltas es originario de
Durango, aunque en realidad, como otros personajes que nacen en Durango, se fue
a un lugar más grande que tiene más cosas que ofrecer”.
Al igual
que Revueltas, la Ciudad de México se convirtió en destino para Santiago, quien
reside en ella desde hace varios años. Esto le permitió ahondar todavía más en
el tema del libro, yendo a inspeccionar el escenario en que Revueltas pronunció
su discurso a los perros: el Parque Hundido.
“Me
encontré en el plano donde podría haber pasado, hay un reloj por allí…
Pero yo creo que fue una cosa más íntima… Me gustó mucho la parte de atrás, que
es más arbolada y amurallada. De hecho, en el libro hay muchos árboles”.
De esta
manera, las ilustraciones de Discurso de José Revueltas a los perros en
el Parque Hundido carecen de protagonista: “Es un libro muy lúdico en
el que el personaje narrador no me parecía Revueltas, sino más bien los perros.
Los perros están en muchas situaciones y no hay un personaje guía que tú
reconozcas, sino más bien es un manojo de situaciones atadas por los perros”.
Ilustrador
y diseñador gráfico, Santiago destaca por una obra versátil, fruto de su
creencia en la necesidad de que un artista amplíe constantemente su espectro.
“Hay como dos posibilidades. Hay un dicho que dice que el que mucho abarca poco
aprieta, mientras que hay otro dicho, de diseño, que dice que el que sólo sabe
de diseño nada sabe de diseño. A mí me gusta pensar en abrir el espectro,
porque te obliga a estar pensando constantemente en lo que sigue y te abre la
capacidad de hacer cada libro de una manera distinta”.
Así pues,
al momento de iniciar con las ilustraciones del poema-discurso, Santiago tuvo
muy claro que incluso el estilo era algo que debía ser coherente con el
proyecto. “La editorial trabaja con el resguardo o la recopilación de la
tradición oral. Esto tiene que ver mucho con lo popular. Entonces, a mí me
pareció que debía ser un dibujo cercano a la gráfica, algo que fuera incluso
imprimible en serigrafía”.
Y
especifica: “Hay como una disminución del color en pro de un impacto más
gráfico, afín con los carteles que se imprimen a tinta. Y a mí me parecía que
si era una línea dura, con colores más sólidos y un dibujo más suelto, también
le iba a venir bien a un texto que es lúdico”.
Santiago
realizó a mano tanto los dibujos como el entintado de los mismos, pero decidió
darles color a través de medios digitales: “Así yo luego puedo acotar mucho el
rango del color, es decir, el rojo va a ser este rojo y no hay de otra. En
cambio, en el caso de la pintura, como hay una mezcla más profunda, el rojo se
puede ver infectado por otro color. Es decir, en la pintura el rango es mayor y
yo aquí quería que fuera menor y mucho más evidente”.
La paleta
de colores de Discurso de José Revueltas a los perros en el Parque
Hundido, explica Santiago, está conformada por unas seis combinaciones que,
en algunos casos, se repiten. Sin embargo, todas tienen un patrón central: los
colores profundos, es decir, colores a los que se añade algo de gris con el
objetivo de darles un tono “nostálgico”. “Y les di acentitos con el amarillo y
con el rojo”, puntualiza.
Ilustrador cotidiano
Gran
parte de la carrera profesional de Santiago se ha desarrollado en el ámbito del
diseño gráfico; sin embargo, su trayectoria como ilustrador ya cuenta con
varios proyectos en distintos medios, carteles, docencia y libros. Ahora, con
casi una decena de libros ilustrados e incluso iniciado en el arte de escribir,
Santiago se divierte al recordar la falta de empatía que de niño tenía con la
lectura: "Mis padres tienen muchos libros pero yo me negué a leer como
hasta los 18. Y de hecho, porque quería aprender diseño editorial y en mi
escuela nadie sabía de eso. Y allí tenían un libro que me costó mucho leer,
porque a las dos hojas me daba mucho sueño, pero era la única forma de
aprender. Y ahora ya leo mucho".
Eso sí,
reconoce que algo que sí hacía era "leer" los dibujos de los libros,
especialmente los de dinosaurios, y tratar de repetirlos. Aunque también sonríe
cuando admite que quizá el gusto lo adquirió a causa de las circunstancias: “Yo
vivía en las afueras de un fraccionamiento y mis amigos vivían muy adentro y mi
madre no me dejaba salir. ‘Tienes que irte solo veinte calles…, ¿cómo te
regresarás?’. Ese tipo de cosas que tienen las madres… Entonces, como no
podíamos salir, mi hermano y yo nos quedábamos en casa a dibujar”.
Su
formación en diseño gráfico estuvo muy alejada de la ilustración y el joven
reconoce que tuvo que forzarse para no dejar de dibujar: “Uno dibuja de niño,
hasta que dibujar se vuelve medio inútil. De niño te ayuda a fantasear, a
relacionarte con otros niños o incluso a resolver algún problema, como por
ejemplo hacer el esquema de una célula que te piden en la escuela. Pero después
ya no sirve absolutamente de nada, ya nadie te pide que dibujes. Así que uno
mismo tiene que estar volviendo al dibujo. Yo siempre dibujaba cositas
pequeñas, en las servilletas, en las horas de espera…”.
Santiago
Solís se adentró en el mundo de la ilustración de una forma casi autodidacta,
aunque se encarga de remarcar el aprendizaje
logrado al lado de ilustradores de renombre con quienes coincidió al inicio de
su carrera, como Alejandro Magallanes o Gerardo Suzan.
Fue justamente con un propósito didáctico que Santiago inició
una serie de cien piezas que ahora considera el punto de inflexión de su
carrera. “A esa serie yo le tengo mucho cariño porque es la que me obligó a
hacer algo y también la que me dio trabajo. El ilustrador joven o el que sale
de la universidad afirma que no tiene nada. Ante eso, mi respuesta es: ‘Trabaja
en algo ficticio que tú quieras hacer y, con ello, puedes llegar con algún
editor o a algún estudio y mostrar lo que haces, con tus reglas’”.
La serie –que ya ha sido expuesta y probablemente se convierta
pronto en un libro– muestra no sólo los primeros avances del que todavía era un
ilustrador novato, sino que también recoge muchas de sus inquietudes y temas de
interés.
“A mí me parece que en la vida diaria están casi siempre todas
las respuestas. Por ejemplo, de repente puedes ver a un señor calvo con su
perro recién peluqueado y piensan en cómo se relacionan. O al revés, que el
señor sea calvo y que el perro sea muy peludo. Ahí se genera una especie de
poesía, de historia, de qué ocurre con A y con B. Lo único que tienes que hacer
es observar bien ese cuadro y de ahí sale una imagen o un texto”, explica
Santiago.
Y así
como reconoce las evidencias de mejora, Santiago considera que, ni en una serie
cerrada ni en una carrera profesional, nunca se llega a un punto final:
"Siempre hay un rastro, una visión que va madurando y va brotando. Pero
ese brote tiene varias ramificaciones. Y aun así, llegando a una conclusión
determinada, ésta sigue siendo un paso para algo más que sigue. Por eso, yo
entiendo el trabajo del ilustrador como una cosa constante en que uno no puede
confiar de que ya aprendió a hacer algo. ¿Ya aprendiste a dibujar con la mano
derecha? Pues ahora ponte a dibujar con la izquierda".
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